Bullying: ¿Por qué persiste en las escuelas y a través del tiempo a pesar de su
visibilización explícita con el consecuente abordaje e intervención de los agentes
sociales comprometidos en su erradicación? ¿No corresponde cuestionarnos las
aproximaciones teóricas que sustentan los modelos de intervención ante este
fenómeno? Sin desprenderse del entendimiento del ser humano como un individuo
construido por aprendizajes, desde la perspectiva biologicista, la revisión de la
literatura científica orienta este estudio hacia la creación de un modelo explicativo
integrador, bajo el encuadre de la cognición, que combina constructos de dos marcos
teóricos principales: “Diátesis-estrés-factores de riesgo “y “Susceptibilidad
diferencial”, pudiendo agrupar sus elementos conceptuales clave en tres factores
predisponentes: biológico, psicológico y contextual. En ese sentido, esta investigación
examina la predisposición hacia conductas de bullying como victimario en niños de 7
a 9 años, empleando variables disposicionales y pertenecientes al entorno en el que los
niños se encuentran insertos: funciones ejecutivas, temperamento, estilo parental y
clima escolar. Sin embargo, los resultados obtenidos a través de la técnica de
ecuaciones estructurales muestran que el modelo primigenio organizado no se ajusta
adecuadamente a los datos empíricos, lo que lleva al rechazo de las hipótesis general y
específicas. En consecuencia, en una búsqueda de argumentos científicos que permitan
entender los hallazgos, se recomienda para futuras investigaciones la selección de
instrumentos con una adscripción específica a las variantes del bullying, según los tipos
de perfiles del victimario. Con ello se recomienda una exploración de modelos que
incluyan el temprano rango etario para conductas de bullying- considerando estudios
longitudinales y reportes multi-informantes- con relaciones parsimoniosas entre las
variables exposure, manteniendo un encuadre basado en factores cognitivos
Bullying: Why does it persist in schools and over time despite its explicit visibility, along with the subsequent intervention by social agents committed to its eradication? Should we not question the theoretical approaches that underpin the intervention models for this phenomenon? Without detaching from the understanding of the human being as an individual shaped by learning, from a biologicist perspective, the review of the scientific literature guides this study towards the creation of an integrative explanatory model. This model, framed within cognition, combines constructs from two main theoretical frameworks: the "Diathesis-stress-risk factors" model and "Differential susceptibility," grouping their key conceptual elements into three predisposing factors: biological, psychological, and contextual. In this sense, this research examines the predisposition towards bullying behaviors as a perpetrator in children aged 7 to 9, using dispositional variables and those related to the environment in which the children are embedded: executive functions, temperament, parenting style, and school climate. However, the results obtained through structural equation modeling show that the initial organized model does not fit the empirical data adequately, leading to the rejection of the general and specific hypotheses. Consequently, in the search for scientific arguments to understand these findings, future research is recommended to select instruments that are specifically aligned with the variants of bullying, according to the types of perpetrator profiles. Additionally, it is suggested to explore models that vii include the early age range for bullying behaviors—considering longitudinal studies and multi-informant reports—with parsimonious relationships between exposure variables, while maintaining a cognition-based framework.