Abstract:
La transfusión sanguínea se experimenta desde 1660. Actualmente, se realiza rutinariamente en anemias severas en medicina humana y veterinaria. En el último caso, respecto a felinos, se conocen los tipos de sangre “A”, “B” y “AB”, y el antígeno “MIK” en la superficie eritrocitaria. Los referidos pueden diferir en población dependiendo de la raza y la ubicación geográfica, siendo el tipo “A” dominante genotípicamente. Sin embargo, la transfusión en felinos, es aún riesgosa para el donante y el receptor, por lo que se han desarrollado alternativas a este tratamiento, como lo es la xenotransfusión de sangre canina. Investigaciones previas avalan su seguridad y reconocen su asequibilidad. En este estudio exploratorio, se realizarán pruebas de compatibilidad mayor y menor entre sangre felina y canina para evaluar la seguridad del procedimiento. Se extrajo sangre de 20 gatos y 10 perros para realizar los experimentos. Se hizo también pruebas control en todos los animales para aumentar la especificidad de la prueba. Todas aquellas realizadas por una misma persona. Se observó que ninguna reaccionó positivamente a hemólisis, pero existió un alto nivel de aglutinación. Como resultados generales, observamos que existe una proporción baja de pares de animales completamente compatibles (negativos a aglutinación y hemólisis en ambas pruebas), sin embargo, al ser la prueba mayor la más significativa, podríamos considerar que aumentaría el número de individuos compatibles. Se concluye que, la transfusión de sangre canina en felinos es conveniente por su fácil acceso, bajo costo y reducida propagación de patógenos, pero debe realizarse una previa prueba de compatibilidad. No se recomienda como primera medida de tratamiento, sólo en casos de emergencia en los que no se tenga disponibilidad de sangre felina compatible o hemoderivados. De requerir una segunda xenotransfusión, debe realizarse dentro de los siguientes seis días y realizando pruebas de compatibilidad.