Resumen:
El principal indicador del impacto de la yodación de la sal de consumo humano es la concentración urinaria de yodo la cual es útil en el monitoreo de la sal. En la encuesta del año 1988 realizada en el Paraguay, se alcanzó una prevalencia de bocio de 48,6% en la población escolar con un déficit de yodo en la sal, pero el año 2000 en el estudio del proyecto de Tiroides Móvil, se redujo por el método ecográfico a 17%. Ese mismo año la mediana de los niveles urinarios en niños escolares de 6-12 años fue 258 µg/L, considerando que 30% se encontraba entre el valor ideal de 100 a 199 µg/L y 46,1% sobre 300 µg/L, implicando un riesgo de exceso de yodo en dicha población con las posibles consecuencias de aparición tanto de hipo como de hipertiroidismo. El 93% presentó exceso de yodo en la sal y la mediana urinaria fue 437 ug/ mL. Un grupo de embarazadas han sido estudiadas en el Hospital San Pablo por primera vez en el Paraguay para la determinación de la yoduria, yodo en sal, diabetes gestacional, hipotiroidismo en el embarazo y sus valores antropométricos resultando un hipotiroidismo subclínico del 50% y diabetes gestacional del 50%. Objetivo: Determinar las yodurias en la población escolar de 6-12 años pre púber de ambos sexos en 17 departamentos del país y en una submuestra en embarazadas y también niveles de glicemia en el embarazo en un hospital de Asunción. Sujetos y Métodos: En el periodo del 2006-2007 fueron evaluados 4.487 escolares randomizados, en una muestra probabilística, 3.198 en el área rural y 1.289 en el área urbana con muestras en orina casual. El año 2015, doscientas embarazadas fueron estudiadas con muestras de glicemia en ayunas y 2 horas post prandial, dosaje de TSH, yodo en sal de 100 gramos de la sal de consumo en sus hogares y de orina para ver la concentración de yodo en sal y urinaria de yodo. Todos los candidatos fueron estudiados bajo consentimiento autorizado y de acuerdo a normas éticas. Resultados: Al comparar los niveles de yodo en orina en el nivel más que adecuado y el excesivo de la yoduria se vió que éste último nivel estaba marcadamente elevado (93.8%), que la mediana de los niveles mayores a 300 ug/L era del 100% del total de las 4.487 muestras de orina, mientras que la mediana de los niveles de yoduria entre 300-500 µg/L fue de 91,3% y por encima de 500 fue 9.7% lo cual implicó el riesgo de desarrollar enfermedades tiroideas autoinmunes. Las embarazadas presentaron una mediana urinaria de yodo 484 µg/L, diabetes gestacional e hipotiroidismo subclínico en 50%. Conclusión: Para normalizar los niveles de yoduria, es necesario disminuir la cantidad de yodo en la sal. La recomendación es insistir en el monitoreo de la adecuada yodación de las sales de consumo familiar y continuar con la vigilancia y el monitoreo constante en sitios centinelas divulgando la importancia de la adecuada ingesta de yodo a la población. Un régimen dietético a las embarazadas es necesario implementar en el primer trimestre del embarazo.