Resumen:
La pandemia de la COVID-19 ha alcanzado la cifra de aproximadamente, 5 millones de muertes en el mundo. Es necesario abordar sus secuelas con mejores herramientas de apoyo al diagnóstico, específicamente las de imágenes, pero que de baja exposición. Iniciativas exitosas anteriores se han centrado en evaluar la precisión diagnóstica del ultrasonido para el diagnóstico inicial y control de COVID-19 con grandes avances identificando que algunos hallazgos ecográficos como las líneas B, engrosamiento de la pleura y zonas de consolidación subpleural, esta evaluación es muy adecuada en comparación a la tomografía helicoidal multicorte, por la emisión de radiación de esta última, sin embargo la tomografía tiene hallazgos específicos como el patrón en vidrio deslustrado, zonas de consolidación y sobre todo nos brinda el porcentaje de compromiso pulmonar durante el proceso de infección, para tomar decisiones de tratamiento y rehabilitación principalmente. Sin embargo el acceso a los servicios de tomografía aún cuentan con barreras, principalmente que muchos hospitales no cuentan con un tomógrafo, o se encuentran tercializados generando un costo que no puede asumir el ciudadano de a pie.